miércoles, 29 de abril de 2015

Sobre la situación de la derecha, 1

36.-Sobre la situación de la derecha, 1

            Hace poco más de una semana, una amiga me comentó con respecto a las próximas elecciones autonómicas andaluzas, que ella lo que deseaba era que ni el PSOE ni el PP consiguieran buenos resultados, al ser los causantes directos de la desastrosa situación que padecemos. Me sorprendió cuando me dijo, después de que le insistiera, que iba a votar a “Ciudadanos”, y me sorprendió porque sabía que siempre había votado a Izquierda Unida.
            Ayer, mientras que tomaba unas cervezas con unos conocidos, uno de ellos, con el que apenas tengo relación ya que lo conozco desde hace poco, provocó cierto revuelo al afirmar que  iba a votar a “Ciudadanos”, pues  a pesar de ser un tradicional votante del Partido Popular, en esta ocasión se encontraba incapacitado para seguir prestándole su apoyo.
            Ambos van a apostar por “Ciudadanos” desde perspectivas diferentes, al provenir la primera de la izquierda, diré incluso que de la izquierda exquisita y un tanto impostada, y el otro, del núcleo duro de los votantes del PP.
            Hasta hace poco, hasta hace bien poco, muchos estábamos convencidos que los efectos devastadores de la crisis sólo iba a afectar políticamente a la  izquierda, y que el fenómeno “Podemos” podría conseguir desangrarla y dividirla en beneficio del Partido Popular, que aunque perdiera votos, estos sin duda irían a parar directamente a la abstención, seguiría gobernando al ser no sólo la fuerza hegemónica de la derecha, sino la única opción política existente en la misma. Pero parece que no, que algo está ocurriendo que puede poner en jaque al Partido Popular, al menos tanto como con toda seguridad lo hará “Podemos” con el PSOE e IU, y que ese algo puede que sea “Ciudadanos”.  Hasta  hace sólo unos meses, daba vergüenza ajena observar el beneplácito e incluso la simpatía con que la derecha trataba a “Podemos”, que pese a su teórico radicalismo se había convertido en un aliado suyo de cara a las elecciones, al comprender que la formación de Pablo Iglesias a quien de verdad iba a erosionar era a sus competidores de la izquierda, aunque ahora el ceño se le ha vuelto adusto cuando se ha dado cuenta de la alta intención de votos con la que cuenta “Ciudadanos” formación que  sólo le puede dañar es a ellos.
            Aún es pronto para saber qué va a ocurrir, pero en este año eminentemente electoral, y esto creo que es positivo, puede pasar aún cualquier cosa, entre otras razones, porque el denominado voto oculto, también llamado vergonzante, no se encuentra sólo en poder de las dos fuerzas mayoritarias, pues pueden ser muchos los que a última hora deslicen su voto hacia las formaciones emergentes que en tiempo record, han sabido transformar por completo el panorama político de este país. Lo curioso del caso, es que ambas formaciones, “Podemos” y “Ciudadanos”, carecen no ya sólo de estructuras sólidas, sino simplemente de estructuras, por lo que si consiguen los resultados que les vaticinan los sondeos demoscópicos, y en este caso coinciden todos, se podría hablar de que se va a producir un auténtico terremoto. O lo que es lo mismo desde otra perspectiva, de que nada estaba tan consolidado como se imaginaba y que lo se necesitaban eran nuevos proyectos, aunque estos que han surgido evidentemente han sido favorecidos y propiciados por la crisis.
            La derecha española, la misma que se presentó y que ganó las pasadas elecciones generales con mayoría absoluta, la que gracias a un agresivo discurso se presentaba como la única opción política capacitada para regenerar la vida pública del país, la misma que se postulaba, gracias a sus propuestas marcadamente neoliberales, y a sus cualificados componentes para transformar el tejido productivo y para situar de nuevo a España en el lugar que le corresponde por derecho propio en el contexto internacional, se encuentra ahora, a sólo un año de terminar la legislatura, completamente quemada, agotada, desprestigiada y para colmo sin propuestas.
            Muchos fueron los que confiaron en el discurso del Partido Popular, sobre todo por los estragos que comenzaban a provocar la crisis económica y la impotencia y la incapacidad para afrontarla que se traslucía de la gestión de la administración socialista. Muchos fueron los que votaron sus candidaturas con la esperanza de que se produjeran cambios significativos que lograran enderezar el rumbo del país, en la confianza de que ellos podrían atajar los innumerables déficits que soportaba y lastraban a nuestra sociedad. Pero en poco más de tres años, y a pesar de contar con todo el poder institucional en sus manos, su mandato ha servido para dejar en evidencia, a la intemperie, toda su podredumbre interna y su incapacidad para afrontar todo aquello que se sitúe un poco más allá de sus mezquinos y espúreos intereses ideológicos, ejerciendo sobre todo, de brazo ejecutor de los sectores más reaccionarios de la derecha sociológica y del rancio capitalismo patrio.
            Ahora, debido a lo anterior, y creo que por primera vez de forma seria, son cada vez más los que desde la propia derecha, observando la imposibilidad de cambiar a su formación emblemática, apuestan por una alternativa a ella, lo que puede significar, si tal opción se materializa, en la normalización de la derecha española.

11.03.15


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