domingo, 14 de diciembre de 2014

Más sobre la corrupción, 1


31.- Más sobre la corrupción, 1

            Ayer estalló el enésimo escándalo de corrupción, al tiempo que la Infanta Cristina, la hija del anterior monarca y hermana del actual, definitivamente fue imputada de forma benévola tan sólo por evasión fiscal. El Presidente de la Comunidad Autónoma de Extremadura, José Antonio Monago, que hasta hace sólo unos días había venido ejerciendo de “Pepito Grillo” dentro de su propia formación, postulándose siempre como el abanderado de la lucha contra la corrupción, fue acusado, según él por miembros de su propio partido en una rueda de prensa lamentable, de haber realizado treinta y tantos viajes a Canarias a cargo de los presupuestos del Senado, con objeto de poder visitar a la que durante un tiempo fue su novia.
            Otra noticia demoledora, que unida a otras y a otras, está dejando por los suelos la credibilidad de la clase política de este país, y por extensión al sistema democrático que surgió de la Transición y que tan buena prensa había tenido hasta hace apenas un año, y al que hoy se le atribuyen el origen de todos, o de casi todos los males que padecemos.
            La desafección que se está produciendo hacia la política, que está obligando a muchos a pensar que todos los políticos son corruptos, o potencialmente corruptos, está provocando el surgimiento y el asentamiento de una nueva formación política, “Podemos”, que desde posiciones hasta cierto punto populistas, afirma, entre otras cuestiones, que cuando lleguen al poder conseguirán acabar en poco tiempo con la corrupción. Según los últimos sondeos demoscópicos, la formación que lidera Pablo Iglesias, que en poco tiempo se ha  convertido en la estrella rutilante del firmamento político del país, a pesar de  que aún no tiene estructuras consolidadas, ocupa ya la primera posición en intención de voto directo, por encima de los dos partidos que hasta la fecha habían mantenido colonizado el poder institucional, lo que deja claro la preocupación que han provocado  los innumerables casos de corrupción de los que hemos tenido noticias. “Podemos” parece que sólo tiene que esperar sin hacer nada, mientras que todo lo demás se derrumba a su alrededor.
            ¿Pero qué es lo que ha pasado? Lo que ha pasado sencillamente que se ha acabado la veda, que la crisis económica que tantos problemas está causando en la población, ha dejado al descubierto dos líneas transversales que han conseguido dejarlo todo patas arriba, la instrumentalización de la política por parte de la economía, y la libertad en la que se ha desenvuelto la clase política para hacer lo que le venía en ganas, lo que se reduce a la falta de control real que ha existido por parte de  la ciudadanía sobre los políticos, que hasta el momento se habían creído que vivían en un mundo aparte, opaco e impermeable, apoyado por unos medios de comunicación afines, que dándole la espalda a la ciudadanía, sólo contaban, en lugar de lo que tenían que contar, el relato que emanaba, o que les dictaban los diferentes gabinetes de prensa de los respectivos partidos políticos.
            En poco tiempo todo ha cambiado, y lo que aún no ha cambiado necesariamente tendrá que cambiar. Los políticos se encuentran acosados, y una nueva generación, que no vivieron en primera línea la Transición política, o que ni tan siquiera la vivieron, está comenzando a tomar, a veces por asalto, la jefatura de las anquilosadas maquinarias de los partidos políticos tradicionales, al tiempo que están naciendo nuevas formaciones que tratan de tomar distancias con la forma de  hacer política que hasta la fecha se había llevado a cabo. Lo viejo hoy parece más viejo que nunca y se exige sangre nueva, gente nueva que se haga cargo del timón de la nave, de una nave, que como se ha comprobado, hace aguas por todas partes. Paralelamente a lo anterior, los medios de comunicación tradicionales, en plena crisis económica que amenaza su propia supervivencia, se encuentran desbordados por los nuevos medios, casi todos digitales, que han posibilitado un nuevo dinamismo con respecto a la información, una forma diferente de entender la comunicación, encontrando y creando nuevos lectores y seguidores. Ya a nadie le interesa la prensa complaciente, la prensa de partido, la que claramente se posicionaba tragando ruedas de molinos en apoyo de los suyos. La veda se ha acabado y todo se encuentra al cabo de la calle.
            En contra de lo que algunos nos quieren hacer entender, lo que está ocurriendo no amenaza al sistema, no, lo que amenazaba al sistema democrático era precisamente lo que estaba ocurriendo, ya que la transparencia es uno de los requisitos fundamentales sobre el que el propio sistema, para que sea sano, tiene que asentarse. Una extraña ley del silencio, ahora se sabe, lo envolvía todo, creándose un enorme margen de impunidad que fue aprovechado por todo el que pudo, ocultándose a la ciudadanía lo que realmente estaba acaeciendo, por lo que tampoco se puede decir eso tan socorrido de “que mientras las cosas iban bien nadie se quejaba”, pues lo cierto, es que los que tenían la obligación de controlar, o de intentar controlar lo que ocurría, y en este saco también hay que meter a la prensa, o callaban por intereses espúreos, o sencillamente porque no se atrevían.
            Una forma de hacer política o de entender la política ha dejado de existir, de suerte que los que aún se empeñan en mantenerla saben que tienen los días contados, lo que no quiere decir, ni mucho menos, que nos encontremos al borde del precipicio, pues dónde realmente nos hallamos es  al principio de la normalidad.


08.11.14

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