23.- Sobre las
elecciones europeas, y 2
El
caso de “Podemos” es diferente, pues a quien realmente puede debilitar,
debilitar y acabar con sus elevadas expectativas electorales es a Izquierda
Unida, pues aspira a asentarse a la izquierda de la antigua coalición, a la que
puede, si las cosas le van bien, asestarle un duro golpe. Se podría decir, que
“Podemos”, en terminología extrema, es el brazo político del movimiento 15M, un
entramado político que muchos esperaban, esperábamos, que se consolidara desde hace mucho tiempo. Se podría decir
también, que parte de su electorado potencial es un voto joven rescatado de la
abstención, un voto joven y activista que no encontraba acomodo en ninguna de
las formaciones políticas del arco parlamentario, y que gracias a “Podemos”,
podrá hallar su voz y a sus propios representantes.
Hasta
ahora, los votos que se le escapaban al PSOE por la izquierda casi todos iban a
parar a Izquierda Unida, que de esta forma se convertía en el recogedor de la
frustración que el PSOE iba generando. Resulta sintomático, que en la historia
reciente de nuestro relativamente joven sistema democrático, la subida
electoral del los socialistas implicaba una importante bajada de los apoyos que
recibían los izquierdistas, y viceversa, ya que los mejores resultados para
Izquierda Unida siempre se han producido cuando el PSOE padecía una hecatombe
electoral. Por tanto, ahora que el electorado, debido a los recortes que el
Partido Popular está llevando a cabo, parece que se inclina de nuevo hacia la izquierda,
y comprobada la incapacidad de los socialistas para captar el descontento, pues
aún no han sabido recuperarse de la debacle electoral que sufrieron, muchos
pensaban, pensábamos, que Izquierda Unida sería la gran beneficiada y que
aumentaría de forma significativa el
número de votos que conseguiría. Pero mientras que los dirigentes izquierdistas
se frotaban las manos, pues sabían que sin hacer apenas nada, casi de rebote,
podrían alcanzar el fruto siempre esperado, la aparición sorpresiva de
“Podemos”, a quienes no han podido ni asumir ni eclipsar, les ha hecho
comprender que las cosas puede que no les vayan como esperaban. Está claro que
Izquierda Unida hace tiempo que dejó de ser una formación política ilusionante,
de suerte que se podría decir que es un partido político de cuadros, en donde
el Partido Comunista, que cada día que pasa posee menos presencia social,
ejerce un poder omnímodo, lo que aleja a la antigua coalición de esa nueva
savia ciudadana que puede alimentar a “Podemos”. Izquierda Unida, aunque lo ha
intentado, no ha sabido hacerse con esa franja emergente del electorado, pero
también, y ésta es la gran novedad, puede perder parte de sus apoyos
tradicionales, ya que muchos de sus votantes, sin duda hartos de la política
profesional, de los políticos profesionales que controlan a la organización, se
verán tentados a acercarse, sobre todo cuando comprendan que en unas europeas
no arriesgan nada, a los abanderados del antiguo pero no olvidado 15M. Lo de
Izquierda Unida, o mejor dicho lo del Partido Comunista es preocupante, ya que
parece que se acomoda con satisfacción a la situación en la que vive, no
planteándose en ningún momento asomarse a lo que está ocurriendo en la calle,
como si la presencia que mantiene en las instituciones le bastara, lo que
justificaría, que en esta ocasión, también pueda quedarse “fuera de juego”.
En
este momento, aún, como le ocurre a muchos, no sé que voy a votar, ya que sólo
estoy convencido que me acercaré temprano a mi colegio electoral, porque no puedo
estar todo el día criticando para después, a la hora de la verdad, lavarme las
manos como si no me importara nada de lo que ocurre a mi alrededor. También sé,
por la aparición de esos nuevos actores, que la campaña se presentará mucho más
animada, pudiendo anticipar que el número de abstenciones será más baja de lo
habitual, aunque los medios señalen que los electores que decidan ese día
quedarse en casa, lo que sería terrorífico, se situará en torno al sesenta por
ciento. La tentación de votar a “Podemos” está ahí, aunque soy consciente que
ni los valores ni los discursos que esgrimen sus patrocinadores son los mío, a
pesar de que tengo que reconocer que la forma en que se plantean, sin los
miedos que siempre han amordazado a la izquierda de este país, me llaman
poderosamente la atención.
Lo
curioso de estas elecciones, gracias a su singular sistema electoral de
distrito único, es que pueden conseguir, y este hecho creo que es positivo, una
fragmentación del mapa electoral, lo que si no un golpe al bipartidismo, eso es
difícil, sí puede poner a cada uno en su lugar, en el lugar en que
políticamente desearía estar, dejando para otra ocasión eso que tanto se
recomienda, en aras de la gobernabilidad del país, y que tanto se
instrumentaliza como es el voto útil. Puede servir, también, una vez
efectuadas, para calibrar el estado de malestar existente, y cuál es el apoyo
real con el que cuentan, más allá de los datos demoscópicos que de forma
constante nos abofetean, y que tan “cocinados” siempre aparecen, los
partidarios de las políticas de ajustes que tanto se publicitan como
necesarias.
Estas
formaciones que aparecen, pueden suponer un problema para los partidos
políticos asentados, a los que podrán quitarle electores, pero pueden servir
para oxigenar la vida política de este país, pues no creo que resulte
higiénico, y existen abundantes pruebas de ello, que casi todo el poder que
delega la ciudadanía recaiga sólo en dos o tres formaciones políticas, que como
se ha demostrado, debido a los escasos controles existentes, han destrozado la
credibilidad no sólo de la clase política, sino de la política misma. Tal como
ocurre en otros ámbitos, la diversidad, también en política, puede ser
positiva.
06.01.14
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