viernes, 13 de noviembre de 2015

Sobre los últimos movimientos dentro de la izquierda, 1

42.- Sobre los últimos movimientos dentro de la izquierda, 1

            Lo que está ocurriendo en la izquierda, en la izquierda a la izquierda del PSOE, es ciertamente preocupante, pero también puede resultar muy interesante al poder servir para comprender la idiosincrasia de la propia izquierda y la capacidad que en estos momentos pueda tener para superar sus históricas contradicciones y dar decididos pasos hacia delante. Desde hace algún tiempo, soy de los que suscriben que “esta montaña sólo parirá un ratón”, y que toda la efervescencia que la izquierda ha vivido durante los últimos años, que en cierta medida nos ha dado tantas esperanzas, acabará en una mayúscula decepción. Y esta decepción, sin duda, se deberá a los errores estratégicos de los dirigentes de las formaciones mayoritarias de la misma.
            Al parecer “Podemos” ha decidido llevar a cabo su propia hoja de  ruta, según la cual se presentará a las próximas elecciones con su marca electoral, lo que entre otras cuestiones significará que no pactará con Izquierda Unida, que hasta hace poco tiempo ha sido la abanderada de la izquierda, lo que quiere decir que Izquierda Unida puede llegar a encontrarse incluso sin grupo parlamentario propio en la próxima legislatura. De esta forma “Podemos” podrá contabilizar la fuerza real con la que cuenta, y al mismo tiempo darle el golpe definitivo a quien en teoría sería su competidor directo. No obstante, en estos momentos Izquierda Unida no es un problema para “Podemos”, organización que está convencida, sobre todo a partir de los resultados obtenidos en las pasadas elecciones municipales, que la antigua coalición se mantendrá viva, pero en el mejor de los casos sólo de forma testimonial. Lo que en realidad le interesa al partido de Pablo Iglesias es hacerse con el control de la izquierda, algo que ya virtualmente posee, y comerle el mayor espacio posible al PSOE, o dicho de otra forma, quedarse con parte de la tarta electoral que tradicionalmente le ha pertenecido a los socialistas. Desde hace tiempo su estrategia es ésta, competir directamente por el electorado de centro izquierda que hasta la fecha ha permanecido bajo la sombra del partido del puño y la rosa, lo que en determinados núcleos urbanos, curiosamente en los más emblemáticos, ha llevado a cabo de forma satisfactoria, relegando a los socialistas a una situación subalterna. “Podemos” aspira, aunque creo que con cierto optimismo, a conseguir en torno a los sesenta diputados en las próximas elecciones generales, lo que ni de lejos conseguiría con el electorado tradicional de la izquierda real, hecho que le está obligando desde hace tiempo a limar sus aristas de cara a la opinión pública con objeto de presentarse como una opción aceptable y no temida, como una formación regeneradora, es decir, regeneracionista. Esta puede ser su gran baza electoral, la de la regeneración y no la de la revolución, bandera que hace ya bastante tiempo abandonó el PSOE. Hay que recordar que en el año ochenta y dos, el Partido Socialista, bajo el liderazgo de Felipe González, arrolló en las elecciones consiguiendo mayoría absoluta, con el mismo mensaje que hoy esgrime “Podemos”, y que después de demasiados años en las instituciones ya no se encuentra capacitado para seguir sosteniendo de forma coherente. La situación en muchos aspectos es muy parecida a la de aquel emblemático año, ya que la crisis y los innumerables casos de corrupción han determinado, al menos en amplios sectores de la ciudadanía, cierta sensación de “fin de ciclo”, por lo que la bandera de la regeneración no sólo es pertinente, sino absolutamente necesaria.
            El otro día Isaac Rosa, en uno de sus artículos, hablaba de las diferencias existentes entre buscar hacer la revolución y la renovación o la regeneración, afirmando acertadamente que lo que la ciudadanía desea es lo segundo. Lo que están haciendo las dos formaciones emergentes, tanto “Podemos” como “Ciudadanos”, es tratar de pescar en ese enorme caladero de votos potenciales que le han dejado a su disposición. La izquierda que realmente aspire al poder, o a conseguir importantes cotas de poder, al menos en el mundo en el que vivimos, hace tiempo que dejó de ser revolucionaria, pero también, y esto es mucho más grave, ha olvidado ese afán regenerador que la llevó al poder, que es lo que ha sumido a la socialdemocracia en la crisis de identidad que padece.
            El paso atrás dado por la socialdemocracia, su a veces vergonzoso acomodo institucional e ideológico, ha dejado un enorme hueco que desea aprovechar “Podemos”, ya que difícilmente el PSOE podrá volver a hacerse con él. La socialdemocracia, y no sólo en España, ha perdido sus señas de identidad, ejerciendo y defendiendo políticas colaboracionistas con los partidos de la derecha conservadora, lo que inevitablemente la ha alejado de los sectores más avanzados de la sociedad, sectores que no hace aún demasiado tiempo apoyaban y aplaudían sus propuestas.
            De  forma acertada para sus intereses, los ideólogos de “Podemos” han leído y comprendido el actual panorama, por lo que están convencidos del lugar que debe ocupar su formación, y es  posible que si no cometen demasiados errores de bulto, la estrategia trazada les proporcione bastantes beneficios.

Altura, 12.07.15


Sobre la posibilidad de una confluencia

41.- Sobre la posibilidad de una confluencia

            Siempre lo he creído pero después de conocer los resultados de las elecciones municipales y autonómicas, no tengo la menor dudas que una de las grandes asignaturas pendiente de la izquierda de este país, de la izquierda a la izquierda de la socialdemocracia, es la de materializar un proceso de confluencia que sirva, en la medida de lo posible, para neutralizar los efectos nocivos de la peculiar ley electoral española, ideada para que se conformen en el Parlamento mayorías amplias y estables que impidan escenarios de inestabilidad política. Estaba y sigo estando convencido que Podemos e Izquierda Unida deberían trabajar por articular un espacio de confluencia, en donde puedan converger, además de ellos, las restantes pequeñas formaciones que conforman la izquierda de este país. Pero después de haber leído detenidamente las recientes declaraciones del líder de Podemos, y de comprender la estrategia política de esta formación, estoy seguro que tal proceso no se va a producir. Esta actitud ciertamente es criticable, pero también hay que reconocer, que Izquierda Unida, que tantos golpes de pecho se está dando al sentirse despechada, no ha hecho nada significativo para reinventarse, ya que ni siquiera se ha atrevido a llevar a cabo una profunda autocrítica sobre la labor que ha realizado, para muchos manifiestamente mejorable, durante los años en que ha abanderado la izquierda en solitario. No hay dudas de que en estos momentos Izquierda Unida se encuentra más muerta que viva y que necesita el apoyo de Podemos, aunque sea duro decirlo, para no desaparecer, y ante tal situación no hace otra cosa que lamentarse, lo que habla a las claras de la situación real en la que se encuentra.
            Después de las autonómicas andaluzas, en donde Podemos, a pesar de carecer de estructuras consolidadas en la Comunidad, barrió en buena medida a Izquierda Unida, pero que no consiguió su objetivo de superar al PSOE, creí que la estrategia trazada por los dirigentes de esa formación había fracasado, y que debido a ese fracaso se iba a producir una cruenta guerra entre Podemos e Izquierda Unida por el control del espacio de la izquierda política.  Pero los resultados obtenidos en las municipales, sobre todo en determinados centros urbanos estratégicos, puede poner de nuevo a Podemos en movimiento en su lucha por conquistar al electorado del PSOE, pero está claro que ese objetivo no le va a impedir tratar de hundir a Izquierda Unida, sobre todo si se comprende que la ley electoral existente puede castigar duramente a ambas formaciones si compiten entre sí.
            Ayer leí unas declaraciones de Manolo Monereo en las que pedía una tregua entre ambas formaciones hasta después de las elecciones de noviembre, tregua que en estos momentos  sólo beneficiaría a izquierda Unida que es quien  más oxigeno necesita. Estoy convencido que IU, a lo que realmente aspira es a conseguir grupo parlamentario en las próximas elecciones, lo que encontrándose el panorama como se encuentra, no parece que le vaya a resultar fácil, motivo por lo cual no le interesan que se abran las hostilidades en este momento con Podemos, pues sería la gran perjudicada.
            “Aguantar lo mejor que se pueda hasta noviembre, que después ya se verá”, parece que es la única consigna clara que se escucha desde la antigua coalición, que es por lo que dice Monereo, “después de noviembre viene diciembre”. Sí, Izquierda Unida necesita que pase la tormenta, y que ésta le cauce el menor daño posible, para que cuando escampe, si es que escampa, poder reagrupar sus tropas e intentar llevar a cabo una ofensiva, o al menos intentarlo, en el convencimiento de que ahora poco se puede hacer.
            El problema de Izquierda Unida, por tanto, es llegar a las próximas elecciones no mucho más deteriorada de lo que se encuentra ahora, al tiempo que intentar por todos los medios, un pacto electoral con Podemos, al ser conscientes de su extrema debilidad, debilidad que la ha dejado marginada de casi todos los escenarios de importancia. Que Izquierda Unida quede fuera del Parlamento, convirtiéndose en una fuerza extraparlamentaria, es una posibilidad que tiene que hacer temblar a los dirigentes de la antigua coalición, pero también es preocupante para el conjunto de la ciudadanía, pues a pesar de haberse convertido en una organización eminentemente institucional, hay que reconocer que es la que ha catalizado las reivindicaciones de la izquierda en el Parlamento, y también, que en estos momentos no es lo mismo Izquierda Unida que Podemos, formación que debido a sus ansias de poder, no logra definirse de forma diáfana en casi nada importante.


30.06.15