42.- Sobre los
últimos movimientos dentro de la izquierda, 1
Lo que está ocurriendo en la
izquierda, en la izquierda a la izquierda del PSOE, es ciertamente preocupante,
pero también puede resultar muy interesante al poder servir para comprender la
idiosincrasia de la propia izquierda y la capacidad que en estos momentos pueda
tener para superar sus históricas contradicciones y dar decididos pasos hacia
delante. Desde hace algún tiempo, soy de los que suscriben que “esta montaña
sólo parirá un ratón”, y que toda la efervescencia que la izquierda ha vivido
durante los últimos años, que en cierta medida nos ha dado tantas esperanzas,
acabará en una mayúscula decepción. Y esta decepción, sin duda, se deberá a los
errores estratégicos de los dirigentes de las formaciones mayoritarias de la
misma.
Al
parecer “Podemos” ha decidido llevar a cabo su propia hoja de ruta, según la cual se presentará a las
próximas elecciones con su marca electoral, lo que entre otras cuestiones
significará que no pactará con Izquierda Unida, que hasta hace poco tiempo ha
sido la abanderada de la izquierda, lo que quiere decir que Izquierda Unida
puede llegar a encontrarse incluso sin grupo parlamentario propio en la próxima
legislatura. De esta forma “Podemos” podrá contabilizar la fuerza real con la
que cuenta, y al mismo tiempo darle el golpe definitivo a quien en teoría sería
su competidor directo. No obstante, en estos momentos Izquierda Unida no es un
problema para “Podemos”, organización que está convencida, sobre todo a partir
de los resultados obtenidos en las pasadas elecciones municipales, que la
antigua coalición se mantendrá viva, pero en el mejor de los casos sólo de
forma testimonial. Lo que en realidad le interesa al partido de Pablo Iglesias
es hacerse con el control de la izquierda, algo que ya virtualmente posee, y
comerle el mayor espacio posible al PSOE, o dicho de otra forma, quedarse con
parte de la tarta electoral que tradicionalmente le ha pertenecido a los socialistas.
Desde hace tiempo su estrategia es ésta, competir directamente por el
electorado de centro izquierda que hasta la fecha ha permanecido bajo la sombra
del partido del puño y la rosa, lo que en determinados núcleos urbanos, curiosamente
en los más emblemáticos, ha llevado a cabo de forma satisfactoria, relegando a
los socialistas a una situación subalterna. “Podemos” aspira, aunque creo que
con cierto optimismo, a conseguir en torno a los sesenta diputados en las
próximas elecciones generales, lo que ni de lejos conseguiría con el electorado
tradicional de la izquierda real, hecho que le está obligando desde hace tiempo
a limar sus aristas de cara a la opinión pública con objeto de presentarse como
una opción aceptable y no temida, como una formación regeneradora, es decir,
regeneracionista. Esta puede ser su gran baza electoral, la de la regeneración
y no la de la revolución, bandera que hace ya bastante tiempo abandonó el PSOE.
Hay que recordar que en el año ochenta y dos, el Partido Socialista, bajo el
liderazgo de Felipe González, arrolló en las elecciones consiguiendo mayoría
absoluta, con el mismo mensaje que hoy esgrime “Podemos”, y que después de
demasiados años en las instituciones ya no se encuentra capacitado para seguir sosteniendo
de forma coherente. La situación en muchos aspectos es muy parecida a la de
aquel emblemático año, ya que la crisis y los innumerables casos de corrupción
han determinado, al menos en amplios sectores de la ciudadanía, cierta
sensación de “fin de ciclo”, por lo que la bandera de la regeneración no sólo
es pertinente, sino absolutamente necesaria.
El
otro día Isaac Rosa, en uno de sus artículos, hablaba de las diferencias
existentes entre buscar hacer la revolución y la renovación o la regeneración,
afirmando acertadamente que lo que la ciudadanía desea es lo segundo. Lo que
están haciendo las dos formaciones emergentes, tanto “Podemos” como
“Ciudadanos”, es tratar de pescar en ese enorme caladero de votos potenciales
que le han dejado a su disposición. La izquierda que realmente aspire al poder,
o a conseguir importantes cotas de poder, al menos en el mundo en el que
vivimos, hace tiempo que dejó de ser revolucionaria, pero también, y esto es
mucho más grave, ha olvidado ese afán regenerador que la llevó al poder, que es
lo que ha sumido a la socialdemocracia en la crisis de identidad que padece.
El
paso atrás dado por la socialdemocracia, su a veces vergonzoso acomodo
institucional e ideológico, ha dejado un enorme hueco que desea aprovechar
“Podemos”, ya que difícilmente el PSOE podrá volver a hacerse con él. La
socialdemocracia, y no sólo en España, ha perdido sus señas de identidad,
ejerciendo y defendiendo políticas colaboracionistas con los partidos de la
derecha conservadora, lo que inevitablemente la ha alejado de los sectores más
avanzados de la sociedad, sectores que no hace aún demasiado tiempo apoyaban y
aplaudían sus propuestas.
De forma acertada para sus intereses, los
ideólogos de “Podemos” han leído y comprendido el actual panorama, por lo que están
convencidos del lugar que debe ocupar su formación, y es posible que si no cometen demasiados errores
de bulto, la estrategia trazada les proporcione bastantes beneficios.
Altura, 12.07.15