miércoles, 26 de febrero de 2014

Sobre el independentismo catalán, 1

19.-Sobre el problema independentista catalán, 1

            La celebración la semana pasada del Día Nacional de Cataluña, de la Diada, ha logrado subrayar, una vez más, posiblemente el mayor problema estructural al que se enfrenta España, en esta ocasión no ya la vertebración territorial del Estado, sino el mantenimiento del mismo, ya que amplios sectores de la sociedad catalana, y esto es un hecho real, aspira, sin ningún tipo de disimulo, a la independencia. Hasta hace relativamente poco tiempo el tema era otro, el de acomodar, de la mejor forma posible, Cataluña a España, pero los errores de bulto de unos y los aciertos de otros, han conseguido modificar el escenario político, que amenaza, debido al enroque suicida de las partes, con imposibilitar una salida aceptable, gracias  a la cual, la actual situación pueda reconducirse sin que nadie se sienta derrotado al haber tenido que dejar en el camino sus postulados.
            La situación actual es compleja, pues si importantes son los sectores catalanistas que aspiran a la independencia, aún mayor es el número de catalanes, que desde la legitimidad democrática, exigen un referéndum sobre el derecho a decidir, o lo que es lo mismo, que se le deje a la ciudadanía catalana poder determinar si desea seguir perteneciendo, o no, a lo que aún hoy se denomina España.
            Hace algún tiempo, cuando el Partido Popular consiguió, gracias a una amplia mayoría, hacerse con el gobierno de la nación, escribí en estas mismas páginas, que el problema a medio plazo más importante al que tendría que enfrentarse, más incluso que la crisis económica que por entonces comenzaba a asomarse por todos los resquicios, era el denominado “problema catalán”, escribiendo también, que debido a la extracción ideológica de este Partido, no era ni de lejos el más capacitado para enfrentarse a tal espinoso tema, lo que ahora, después de leer la respuesta que ha dado a lo acontecido el pasado Once de Septiembre, en la que ofrece diálogo, cierto, pero siempre y cuando todo se atenga a la legalidad constitucional, no tengo más remedio que reconocer, y no me alegro de ello, que tenía razón en lo que dije, que el Partido Popular genéticamente no está capacitado para afrontar un tema de tal calibre.
            El día siguiente a la “Diada”, en una tertulia política televisiva, escuché dos planteamientos que realmente me preocuparon, pues creo que correspondían, en un sentido y en otro, a la opinión política que se mantiene sobre lo que está aconteciendo en Cataluña fuera de Cataluña, o lo que es lo mismo, a los puntos de partida que la clase política, y el mundo político español, sostiene ante lo que se les viene encima.  Por un lado, me llamó la atención, que un destacado periodista de uno de los medios que más han apoyado al Partido Popular dijera que la solución es fácil, hacer respetar la legislación vigente, al no existir ninguna alternativa política fuera de los mandatos que ofrece la Constitución, Constitución que por otra parte fue respaldada, en su día,  mayoritariamente por el pueblo catalán. Evidentemente, y basándose en lo anterior, para él, realizar un referéndum para que se pueda saber si los catalanes pueden decidir su independencia resultaría, además de absurdo, ilegal, ya que tal posibilidad no viene contemplada en nuestra sacrosanta Carta Magna. En principio, la actitud de este afamado periodista, cuya altura política quedó demostrada, que para colmo, y esto es lo grave, coincide punto por punto con la que mantiene el Partido Popular, me resultó de una agresividad, por no decir de una falta de sensibilidad política alarmante, pues si algún día se imponen sus planteamientos,  posibilitará ese choque de trenes que por todos los medios hay que evitar. Por el otro lado, en la misma tertulia, un dirigente medio del partido Socialista, que al parecer cuenta con algún predicamento entre los socialistas madrileños, Comunidad por la que es parlamentario regional, afirmó muy serio, después de hablar del cariño que siente por Cataluña y los catalanes, que él era un republicano francés, es decir un jacobino, por lo que sólo lucharía por la igualdad de los derechos, independientemente al lugar donde se asienten, de todos los ciudadanos del Estado español, no siendo de recibo por tanto, según él, que los que vivan en una Comunidad determinada, cuenten con más derechos y con más recursos que los que tengan la desgracia de vivir en otra. El Estado para este economista y diputado regional madrileño, tiene que velar, y de forma militante, para que no se produzcan asimetrías sociales, y no sólo económicas sino tampoco políticas, por lo que no ve con buenos ojos posibilitar un referéndum que a lo que aspira, es a singularizar a una Comunidad que dice sentirse maltratada fiscal, cultural y políticamente sin motivos para ello, consulta que lo que pretende es acentuar el concepto de nación, de la nación catalana, por encima del de ciudadanía, algo que a estas alturas le resulta ahistórico. No cabe duda, que a pesar de que ambos planteamientos surgen de las antípodas ideológicas, coinciden en lo mismo, en negar la posibilidad de que los catalanes puedan decidir si desean, o no, seguir perteneciendo a España, lo que deja en suspenso la posibilidad del diálogo por el que ambos abogan, lo que unido a la intransigencia nacionalista, que cada vez pide más apoyo del exterior, presentando a Cataluña como un pueblo oprimido y poco menos que colonizado y explotado por el Estado español, sitúa la cuestión en un plano poco menos que irresoluble.


16.09.13