lunes, 13 de enero de 2014

Sobre la elección de Susana Díaz, y 2

18.- Sobre la elección de Susana Díaz, y 2

            Pese a todo, como dije anteriormente, en principio no creo que Susana Díaz sea la  persona más adecuada para liderar el proceso de transformación que el Partido Socialista necesita, pero también comprendo que este Partido, carece de en estos momentos de figuras de prestigio con el suficiente peso para afrontar esta nueva etapa que obligatoriamente tiene que inaugurar, prueba de ello es la elección de la propia Susana Díaz, pero sobre todo las escasas y débiles alternativas que se han presentado para hacerle frente, lo que también habla a las claras del escaso debate de ideas, y este hecho sí resulta preocupante, que existen en su seno. Precisamente este es el motivo, y espero estar equivocado, por el que no creo que Susana Díaz sea la opción que en estos momentos tan difíciles para la sociedad española necesita la formación socialista, pues esa candidata no aporta nada nuevo, ni ideas nuevas, ni un nuevo programa o proyecto adaptado a los tiempos que vivimos para logra ilusionar tanto a su militancia como a la ciudadanía que dice estar dispuesta a representar. Da la sensación, que todos los movimientos que se están produciendo en Andalucía, en el seno del Partido Socialista andaluz, y que se exigen desde todos los ángulos que también se  lleven a cabo en ese mismo Partido a nivel estatal, están más  encaminados a seguir manteniendo el poder en el primer caso, o en constituirse como una alternativa de poder creíble en el segundo, que en renovar el perdido discurso socialdemócrata de la formación, lo que demuestra que si de algo adolece  ese Partido, es de personas que se dediquen a reflexionar, con objeto de abrir un debate profundo sobre las líneas ideológicas a seguir, lo que de ser cierto demostraría, que es una formación volcada íntegramente en la gobernación, o en la conquista del poder para poder gobernar, hecho que en una organización política de izquierdas resulta preocupante.
            No cabe duda que el proceso interno que se ha producido, que ha logrado abrirle las puertas a Susana Díaz para competir con cierta ventaja por la Presidencia de la Junta, hubiera podido desarrollarse de otra forma, pues puede dar la sensación de que todo sólo haya consistido en una escenografía, en una estrategias para ocultar lo evidente, que la candidata ha sido nombrada a dedo, después de haberse dado algunos rodeos de cara a la galería, por parte de la omnímoda dirección del partido, además de, que el Partido Socialista en estos momentos carece de un proyecto, de un nuevo discurso, para presentarse como alternativa de sí mismo.
            La profunda crisis que padecen los partidos políticos, sólo podrá superarse, cuando éstos le demuestren a la ciudadanía que son instrumentos útiles, y no sólo un peso muerto siempre pendientes de sus espureos intereses internos, que necesariamente tiene la obligación de soportar. Para ello, para lograr tal objetivo los partidos tienen una largo recorrido ante sí, pero un paso fundamental sería, que con cierto voluntarismo, trataran de abrirse a esa ciudadanía a la que constantemente le piden su apoyo, para dejar de ser esas corporaciones cerradas, gestionadas férreamente, y de forma vertical, por unos equipos directivos que a lo único que aspiran es a mantenerse en el poder de esas organizaciones. Abrirse a la sociedad significa, no abrir las puertas de sus cedes para que la ciudanía se afilie a ellos de forma masiva, sino tender puentes para atenuar las distancias que se han creado, con la intención de que las necesidades de la población sean atendidas, escuchadas y posteriormente articuladas políticamente, lo que sólo se podrá conseguir, si los partidos en lugar de dedicarse exclusivamente a la lucha política, esa que se lleva a cabo en la estratosfera política, se propusieran seriamente bajar a tierra con objeto de empaparse de esa cotidianidad que a tantos preocupa y anega, y de la que ellos tratan de escapar por todos los medios.
            Por lo anterior, en momentos tan difíciles, en los que la crisis económica tantos estragos está provocando, en el que tantos derechos que se creían consolidados en tan poco tiempo se han volatilizado, y en donde la credibilidad de la política hace aguas por todas partes, estoy convencido, que el Partido Socialista ha desperdiciado una gran oportunidad para acercarse a esa ciudadanía que tanto está padeciendo, al haberse enrocado en un proceso interno, desde mi punto de vista completamente amañado, que no ha tenido ninguna repercusión social real. Nadie sabe nada, si es que lo tiene, del programa sobre el que teóricamente se ha apoyado Susana Díaz, de las modificaciones que pudiera realizar a la práctica política que se está llevando a cabo, pues todo se ha limitado a un “movimiento de palacio”, en donde ni la ciudadanía ni los problemas de ésta en ningún momento han tenido cabida.
            Se podría decir, claro está, que lo que ha pasado es lo que tenía que ocurrir, que se trataban de problemas internos, organizativos del Partido Socialista, y que al igual que ocurre en cualquier empresa privada, tenían que resolverse de puertas para adentro. Pero un partido político no es una empresa privada, ya que son instituciones sociales que tienen que mirar, al menos para eso están constituidos, por los intereses de la sociedad, al sostenerse para colmo son dinero público.
            Es difícil comprender la cerrazón de los partidos políticos, pues lo que ha sucedido en el Partido Socialista hace poco también ha ocurrido en Izquierda Unida, al no querer aceptar con hechos y no sólo con palabras, que tienen la obligación de abrirse a la sociedad, unirse a ella y no limitarse sólo a intentar liderarla desde el exterior. Lo anterior sólo podría entenderse por el interés de las diferentes cúpulas de los partidos por mantener, contra vientos y mareas, un status quo del que sólo consiguen beneficiarse los profesionales de la política.

22.07.13